sábado, 3 de septiembre de 2011

El último vuelo del halcón



Le llamaban el halcón, y era un hombre de caza…

sus presas eran gente; que le querían y adoraban.

Le llamaban el halcón, tenía fuego en la mirada,

en las palabras pasión y franqueza en su alma.

Le llamaban el halcón y moraba en nuestras casas;

en cada televisor, eran sus gestos hazaña…

era su vida un albur y era su pecho esperanza.

Le llamaban el halcón, alzaba vuelo en las mañanas.

Era simple como el sol, necesario como el agua,

empedernido soñador, gigantesco como el alba.

Le llamaban el halcón, o Felipe Camiroaga…

Buenos días, dijo, a Dios, hasta luego, a su patria.

Le llamaban el halcón, alzó el vuelo hacia su infancia.

En el vientre de un avión, a la isla que él amaba.

Le llamaban el halcón , y hoy todos le llaman

¿Dónde ha ido?, ¿Qué pasó?, ¿Se ha ahogado ya su magia?

¿Se ha ahogado la oración, de todo un pueblo que le clama?

Le llamaban el halcón y alzó el vuelo en la distancia

Solamente dijo adiós y nadie leyó en sus palabras,

“Del aire soy, de paso estoy, desde aquí a otras galaxias”.

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